Vino en patera hace cuatro meses, el viaje duró 9 días. 9 días de esperanzas, miedos, tristezas y dolor, mucho dolor. Pero: "No me duele nada".
Ahora se está muriendo en un hospital de aquí, lejos de los suyos, de la calidez de sus tierras, sin poder hablar su propio idioma porque nadie le entiende.
Parece de chocolate entre esas sábanas tan blancas, pero ya no siente nada, ya no ve ni piensa, ya no siente dolor.
Y nuestra vida seguirá tan infeliz como siempre...
Lilith.
lunes, 5 de marzo de 2007
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2 comentarios:
Es curioso pensar que nuestra vida sigue infeliz y que sin embargo hay gente que lo deja todo y arriesga su vida por conseguir un poquito de nuestra infelicidad.
Definitivamente conmovedor.
Delicioso post. Pasaré más seguido
A.-
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