lunes, 29 de octubre de 2007

Mi diente torcido

Érase una vez una niña a la que se le estaban cayendo los dientes. Todo iba bien hasta que uno de ellos decidió salir antes de que se cayera el diente al que debía sustituir. La niña, demasiado miedosa como para arrancarse el diente que se movía, no hizo nada y dejó que todo siguiera su curso. Cuando el diente cayó por sí mismo, ya era demasiado tarde para enderezar el camino del diente nuevo. Por eso hoy tengo un diente torcido. Soy consciente de que afea mi sonrisa, pero le tengo cierto cariño, puesto que me enseñó de muy pequeña que hay que enfrentarse a los propios miedos y que rehuir los problemas a veces tiene consecuencias irreparables (sí, ya sé que en mi caso una ortodoncia bastaría, pero es que así queda mejor la frase!). Por eso hoy no quiero rehuir un problema que me carcome desde una maldita excursión por la montaña que realizamos el sábado: NO SIRVO PARA SUBIR MONTAÑAS, aceptadlo con la naturalidad con la que yo lo acepto, amigos guasones!!!!! Es así de simple, EL ESFUERZO FÍSICO NO ES LO MÍO Y NUNCA LO SERÁ. Y aunque lo fuera, simplemente NO ME GUSTA subir montañas. Qué queréis que le haga, a mí sufrir físicamente nunca me ha supuesto ningún motivo de satisfacción. Ya sé que vosotros hoy también tenéis agujetas en las piernas, que también os cansastéis, que fue duro para todos, bla, bla, bla, pero hay algo que os compensa ese sufrimiento. A mí, en cambio, no. Así que a partir de ahora no haré más que ser como yo soy: SE ACABARON PARA SIEMPRE, PARA TODA LA ETERNIDAD Y TODOS LOS TIEMPOS DEL MUNDO, DEL UNIVERSO Y DEL INFINITO LAS EXCURSIONES DE MONTAÑA!!!!! Ea!!!!!

lou

viernes, 19 de octubre de 2007

Mika en Barcelona: in crescendo


Después del concierto aún nos quedaban energías para echarnos unas risas.


Barcelona la nuit.


Milo, Deborah y yo con los calores de la muerte!


El artrista!


El "hobbit" que casi se nos pone delante.


Comienza el espectáculo!

Ya tenía ganas de que llegara el día de la actuación de Mika para desgañitarme cantando sus canciones y saltar como nunca. La actuación, con una puesta en escena de lo más cuidada y original y un sonido estupendo, fue cada vez a más. Mika nos habló en español y se rió de sus propios errores lingüísticos, no dejó de bailar y de animar al público y se mostró encantado con el éxito de la venta de entradas (éramos unos 6000). La verdad es que este chico promete, y a pesar de la irritación de mis cuerdas bocales, las agujetas en las piernas y el dolor de cervicales ya estoy pensando en cuál va a ser el próximo concierto... Milo me ha contagiado sus ganas de música en directo!!!

lou

martes, 9 de octubre de 2007

Qué bonitos los techos abuhardillados II

Tras mucho insistir en que Lucas existía (el habitante del falso techo al que sólo yo oía), y después de soportar miradas de reprobación o incluso de lástima por mi estado mental que algunos creían alucinógeno, POR FIN Lucas se manifestó en público. Lo hizo una noche en la que no sólo lo oí pasear, sinó que además le oí hurgar en la madera del techo con tanta fuerza que creí que en cualquier momento se me iba a caer encima. Avisé a Deborah y ella también fue testigo de los intentos de Lucas por traspasar la delgada línea roja que le separaba del interior de la casa de la guasa. Para impedirlo, Deborah y yo exáminamos el preciosísimo techo abuhardillado de madera y descubrimos agujeros de tamaño considerable por doquier.

"Mierda! Esto no lo ha hecho Lucas el roedor, sino la familia Lucas los carcoma!!!"

Así que en ello estamos, esperando a que el propietario actúe y nos libre de una plaga de bichos a los que algunos llaman "taladros", y con toda la razón, pues los agujeros están hechos con mucho arte, para qué vamos a negarlo. Mientras tanto yo sigo durmiendo tranquilamente en mi habitación, puesto que los únicos bichos a los que tengo verdadero pánico son los roedores.

"Todo resuelto", pensé. Qué ilusa, a los pocos días, mientras disfrutaba de un rato de asueto en el sofá, vi "algo" que se escondía detrás del mueble del comedor. Cuál fue mi horrorífica sorpresa al ver que ese algo era un ratón, pequeñísimo, pero ratón al fin y al cabo. Tras los gritos más desgarradores que os podáis imaginar salí de casa en busca de las trampas más potentes del mercado, aunque no hizo falta utilizarlas, puesto que cuando volví ahí estaba la valiente M. que a escobazo limpio y con los ojos inyectados en sangre acabó con la existencia de Lucas II.

Lo curioso es que desde ese día no he vuelto a oír el más mínimo corretear por el falso techo, lo cual me plantea un par de dudas: ¿Quién era el verdadero habitante de esa tierra de nadie? ¿Los carcoma siguen ahí? ¿O era Lucas el roedor el que se paseaba a sus anchas? ¿Es posible que Lucas auyentara a los carcoma y se instalara él? ¿O fue al revés y por eso me lo encontré por la casa?

Sea como sea, lo que está claro es que en la casa de la guasa habita una fauna de lo más variada, y no lo digo sólo por las personas.

lou

jueves, 4 de octubre de 2007

lunes, 1 de octubre de 2007