Érase una vez un bar de billares en el que se juntaba toda la chusma del pueblo (no es mi intención meterme con la chusma en general, sino con la que disfruta especialmente al saber que molesta a otras personas, o simplemente, no se entera de que lo hace).
Cada día, en el bar se juntaban unos amigos, el Chulo, el Callado y el Cobarde. Cada día, iban al bar y bebían, bebían y bebían.
Unos días estaban contentos, cuando el bar cerraba se quedaban un buen rato hablando, mejor, gritando, contándose sus alegrías.
Otros días estaban tristes, sobre todo en invierno, cuando todavía la primavera no nos arrastra con su alegría, y se iban pronto a casa.
Otros días estaban cansados o enfadados y en cualquier momento saltaba una chispa entre ellos y salían a la calle a gritarse lo que pensaban de los otros.
Y se pegaban y dormían la mona felices... en la comisaría.
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¡¡¡¡Estoy harta ya!!!! Quiero dormir por las noches y no tener que soñar con peleas.
La gente, ¿no trabaja?, ¿no tiene vida? En realidad creo que algunas personas no, aunque la tengan. ¡Qué triste!
jueves, 8 de febrero de 2007
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1 comentario:
Y si lo quemamos y hacemos que parezca un accidente??
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